martes, 17 de julio de 2012

SANTA MARÍA SALOMÉ: UNA AUSENCIA ACTUAL EN LA HISTORIA MARRAJA


Es un hecho conocido por todos que la década de los años veinte del pasado siglo supuso un cambio significativo en el devenir de las cofradías cartageneras. La creación de las agrupaciones, siguiendo el ejemplo que marcaría el Santo Sepulcro merced a la iniciativa de Cleto Sanz Miralles, estructuraría unas cofradías más participativas, más abiertas. De igual modo, la incorporación de nuevas imágenes y nuevos grupos, que en el caso marrajo consolidarían el nuevo discurso de la procesión del Santo Entierro comenzado en 1880, se sumaría a un cambio en la configuración estética que había incorporado la electricidad, mejorado los tronos, comenzado a desfilar con orden,… en definitiva, había evolucionado hacia la Semana Santa tal y como la conocemos hoy día.

Durante aquel proceso de creación de agrupaciones, y en apenas cinco años, todos los tronos pasaron a ser responsabilidad en su desfile de alguna agrupación, desapareciendo aquellos que no habían conseguido dar ese paso. Así, se ha escrito en más de una ocasión que desaparecería de las procesiones marrajas durante cuatro décadas la imagen de Santa María Magdalena, aunque en realidad sería un hecho de mayor alcance, ya que ésta figuraba históricamente ligada a otras imágenes de gran tradición para los marrajos.

En 1880, como se ha dicho, comenzó a plasmarse una nueva configuración de la procesión del Santo Entierro. Hasta ese momento la formaban exclusivamente tronos de una sola imagen, pero a propuesta de Manuel González y Huárquez, cronista de la cofradía y de Cartagena, cuatro de los tronos de la procesión marraja de la noche del Viernes Santo se “fundieron” en uno solo: Santa María Magdalena, Santa María de Cleofás, Santa María Salomé y la Vera Cruz. Hasta ese momento, las Santas Mujeres formaban parte, con idéntico protagonismo, del cortejo del Santo Entierro de forma individual, como acompañantes en la conducción al Sepulcro del Cristo Yacente.

A partir de entonces nacerían como grupo, el de las Santas Mujeres, que iría paulatinamente perdiendo su presencia en el nuevo concepto de la procesión del Viernes Santo por la noche. Recordemos que eran años en que algunos tronos no podían procesionar cuando no se disponía de recursos para ello y en los que incluso llegó a no poder salir ninguna de las procesiones por tal motivo.

Las Santas Mujeres ya no eran imágenes relevantes en el nuevo discurso que se estaba plasmando, ni, a juzgar por la única foto (de escasa calidad) que se conserva, tenían una calidad artística similar a las incorporaciones que, en muchos casos salidas de la excepcional gubia de José Capuz se integraban en las procesiones marrajas.

Aun así, se podría decir que aquel trono “evolucionó” por eliminación de imágenes al de Santa María Magdalena, que formó parte de la procesión del Santo Entierro hasta 1929.

Desaparecieron las Santas Mujeres y la Vera Cruz, pero sin embargo, podríamos afirmar que habían quedado de alguna forma en la memoria colectiva, y así, cuando en 1959 los marrajos crearon una nueva procesión para la noche del Sábado Santo, ésta habría de ser la de la Vera Cruz, que retomaba desde entonces una presencia secular en las procesiones de la Cofradía.

Y a punto estuvo de completarse plenamente esta recuperación, que hubiera posibilitado eliminar cualquier ausencia en la historia marraja. Fue en 1973, cuando la nueva Agrupación de los Estudiantes optó para su tercio femenino por el grupo de las Santas Mujeres, retomando aquel recordado grupo. Si bien ante la ausencia de unas imágenes en el patrimonio marrajo y la disponibilidad de otras, finalmente aquel grupo quedó configurado por una talla de la Virgen y por las de Santa María Magdalena y Santa María de Cleofás, por lo que aun siendo similar a la única foto que tenemos del antiguo trono de las Santas Mujeres (tres imágenes femeninas ante la Vera Cruz) la composición del actual no es la misma. Hay una ausencia: falta Santa María Salomé, una situación que se mantiene hoy día.

No consta –al menos yo no he encontrado nada al respecto- que la Agrupación de los Estudiantes haya planteado en ningún momento recuperar la configuración original del grupo, como tampoco su ampliación para incorporar la que, como digo, es la única ausente de las imágenes históricas de los marrajos en las procesiones actuales.

Sí conocemos, en cambio, el proyecto que elaboró en 1996 la Agrupación del Descendimiento para la creación de un tercio filial bajo la advocación de Santa María Salomé, que procesionaría como tercio femenino en la procesión del Sábado Santo. Un proyecto que finalmente no sería aprobado por la cofradía, pese a contar con el aval de la historia y la tradición, primando las dudas sobre su viabilidad.

Por ello, Santa María Salomé, la esposa de Zebedeo, la madre de San Juan y de Santiago y una de las imágenes históricas de la cofradía marraja, sigue siendo hoy la única ausencia en los desfiles marrajos.

Santa María Salomé, una de las santas más antiguas reconocidas por la Iglesia es una figura esencial en los últimos momentos de la vida de Cristo. Incluso su presencia, como seguidora de Jesús tiene constancia en el Evangelio de San Mateo, cuando pide un lugar para sus hijos en el Reino de Dios (Mt 20, 20-28). Con todo, habría de ser en el Calvario cuando adquiriera un protagonismo que reflejan los Evangelios (Mateo 27, 56; Marcos 15, 40) e incluso como testigo de la Resurrección (Mc 16, 1-8). Curiosamente San Juan no menciona a su madre en su Evangelio, muy en la línea de quien evita mencionarse por su nombre. No podemos olvidar que cuando Cristo encomienda a su propia madre al Discípulo amado, la madre de éste estaba también presente.

Profusamente representada a lo largo de la Historia del Arte, iconográficamente se la suele mostrar sosteniendo en sus manos la corona de espinas, una vez que ésta había sido retirada de la cabeza de Jesús tras el Descendimiento. Una disposición iconográfica que se adaptaría perfectamente a una procesión cargada de símbolos (la Sábana Santa, la Vera Cruz) como la del Sábado Santo.

Publicado en la revista 'Capirote' en 2010

FOTOGRAFÍA 1: Pintura de Santa María Salomé en la Basílica de la Virgen de la Caridad. (Manuel Maturana Cremades).
FOTOGRAFÍA 2: Única imagen conocida del primer trono marrajo de las Santas Mujeres en el siglo XIX.

ACTUALIZACIÓN 2012: El Presidente de la Agrupación de los Estudiantes, Ángel Carrillo, aclara que  la elección en 1973 del grupo de las Santas Mujeres y la decisión sobre la composición del mismo, incluyendo una Dolorosa y excluyendo a Santa María Salomé, fue adoptada por la Cofradía y no por la Agrupación.

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