Antigua imagen de Jesús Nazareno (Marrajos). Nicolás de Bussy |
A
finales del siglo XVII, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno era una
activa y pujante hermandad que se abría paso en el devenir cotidiano de
Cartagena. A la labor de velar por la espiritualidad de sus miembros y asistir
a sus honras fúnebres, sumaba desde 1663 la responsabilidad de organizar las
procesiones de Viernes Santo, un hecho que, sin duda alguna, vino a reforzar su
presencia pública y la necesidad de incrementar su patrimonio como, por
ejemplo, tuvo lugar con la ampliación de su capilla a partir de 1695.
Constituida
en el seno del convento dominico, los estudios de Montojo y Maestre, basados
sobre todo en los testamentos que de aquellos años se conservan, nos presentan
una entidad notable, compuesta por una amplia diversidad de cartageneros de
diferente extracción social y laboral, entre los que se encontraban
comerciantes, regidores,… Y entre ellos, un personaje de especial relevancia en
ese período de consolidación de la cofradía fue Antonio María Montanaro
Leonardi, quien fuera Hermano Mayor en el cambio del siglo XVII al XVIII.
Los Montanaro, comerciantes genoveses
en la Cartagena del XVII
Los
Montanaro procedían de Génova, y en torno a 1675 se asentaron en Cartagena,
donde establecieron su domicilio en la calle Bodegones.
Juan Bautista Montanaro y su hijo Antonio se integraban en un
grupo de comerciantes genoveses que constituían lo que hoy podríamos denominar
un lobby económico, un grupo que desde finales del siglo XV tuvo una creciente presencia
en el Reino de Murcia. Los genoveses controlaban el comercio y
prácticamente monopolizaron el sector de los tejidos. Los Montanaro poseían barcos con los que importaban y exportaban seda, lienzos y tejidos con varias rutas comerciales
que unían Cartagena con Flandes, Génova o Venecia. Además tenían negocios en
minas, fincas y haciendas, etc.
Este
lobby genovés estableció lazos con la naciente burguesía murciana, a través de
una “estrategia de enraizamiento” claramente planificada que incluía la compra
de inmuebles y el matrimonio con familias destacadas del ámbito comercial de la zona. Así , por ejemplo,
Antonio María Montanaro contrajo matrimonio en Cartagena con Francisca Aguado,
cuya familia tenía una notable presencia política y comercial en la ciudad de
Murcia.
Además
de los aspectos económicos, este grupo constituye a finales del XVII uno de los
principales bastiones de apoyo social a la causa austracista en Cartagena y
Murcia, apoyo que tendría para sus integrantes unas consecuencias adversas una vez proclamado como
Rey de España el aspirante francés, Felipe V.
De
Antonio María Montanaro podemos encontrar diversas referencias biográficas. En
algunas de ellas, se menciona una cuestión que, podría pasar desapercibida,
pero que adquiere una curiosa relevancia al unir a los aspectos políticos y
económicos de la biografía de Montanaro con su condición de Hermano Mayor “de los marrajos”: su
relación con el escultor de origen estrasburgués Nicolás de Bussy.
El escultor Nicolás de Bussy
Retrato de Nicolás de Bussy en 'El obispo Zumárraga' de Senén Vila. (www.regmurcia.com) |
Nicolás de Bussy
llegó a España en 1662 como parte del séquito de Don Juan José de Austria. Tuvo
taller abierto en Valencia, y también en Madrid, donde trabajó en la Corte, concretamente en el
Palacio de Aranjuez. Posteriormente residió en Alicante, Murcia y
Valencia, convirtiéndose en el más importante escultor de la época en todo Levante, donde muchos
municipios conservan obras suyas.
Durante
su estancia en Murcia, Nicolás de Bussy se posicionó claramente como integrante
del bando austracista, es decir que apoyaba la pretensión del Archiduque Carlos
de ocupar la corona española cuando falleciese, sin descendencia, Carlos II. El
mismo bando del que formaban parte los Montanaro.
Y
son precisamente los Montanaro los que invitan a Nicolás de Bussy a formar
parte del negocio de la minería en Huercal Overa. En asociación con un platero
que había venido con él de Alemania, Enrique Picart, y con un arquitecto
murciano, Toribio Martínez de la Vega (que por aquellos años construía un
puente sobre el Río Segura que desapareció en la riada de 1701), Bussy
constituye en 1693 una sociedad para la explotación de minas, entidad que adquiere en
1699 en una mina de cobre en Huercal Overa.
El
hoy municipio almeriense pertenecía a Lorca hasta 1668, pero ese año, el lobby
genovés, encabezado por los Montanaro, logró su independencia con la finalidad
de poder explotar los negocios mineros que establecen allí con total libertad. Huercal
Overa se convierte en un lugar notable para Montanaro, hasta el punto de que
cuando ya en el exilio vienés el Archiduque Carlos –Carlos VI del Sacro Imperio
Romano Germánico- le otorga un título nobiliario, éste escoge el de Marqués de
Huercal Overa.
Sucesivas
publicaciones de los profesores Sánchez Moreno y Sánchez Rojas hacen mención a
los negocios mineros de Bussy, y a la relación de éste con los Montanaro en
Huercal Overa, a sus vínculos empresariales y políticos. Una relación que
aparece igualmente reflejada en los paneles que se realizaron para la
exposición que en 2006 conmemoró el III centenario del fallecimiento de Nicolás
de Bussy.
Unos
textos que no inciden –no era el objeto de su estudio- en un hecho que no hemos
de pasar por alto: Antonio María Montanaro era por aquellos años Hermano Mayor
de la Cofradía "Marraja".
Una cofradía en plena fase de expansión, que por aquellos
años adquiría a Julia Peretti, viuda de Hércules Peragalo –otro notable miembro
del bando austracista- un terreno para ampliar su capilla y que encargaba para la
misma un retablo de categoría, acorde al nivel alcanzado por la entidad.
Las
imágenes marrajas del XVII
A
la vista de la relación entre Bussy y Montanaro y del nivel alcanzado por la
cofradía de NP Jesús Nazareno a finales del XVII, podemos hacernos de inmediato
una pregunta ¿pudieron ser las imágenes de ésta, cuya autoría se desconoce, obra de Nicolás de Bussy?
Las
dos tallas, que hoy conocemos a través de fotografías, son de una incuestionable
calidad y su aspecto –sobre todo en el caso del Titular- indica con claridad
que corresponden al Barroco del XVII, con un notable parecido a la obra del
escultor estrasburgués. Estilísticamente hemos de descartar que una antigüedad
mayor y, como se ha afirmado, en esta zona no había mejor opción que la de Nicolás de Bussy.
Parece
lógico que si Montanaro tuviera que elegir un escultor no optara por un
aficionado, máxime cuando estaba relacionado con el mejor de los que había en la zona. Hasta que Bussy no
marcha a Valencia no florece el taller de Nicolás Salzillo, y eso precisamente
cuando el napolitano incorporó a su obra elementos aprendidos del trabajo del
estrasburgués. En Cartagena ni siquiera estaba construido aún el Arsenal, con lo que
no cabía la opción de recurrir a tallistas cualificados del mismo que, el siglo
siguiente, trabajarían para otra cofradía cartagenera.
¿Pero
necesitaban los marrajos nuevas imágenes? Es obvio que la cofradía existía
desde al menos varias décadas antes de la llegada de Antonio María Montanaro al
cargo de Hermano Mayor. La respuesta es complicada, dado que no se conserva
documentación de la época.
Sí podemos constatar que a lo largo del Barroco diversas
cofradías cambiaron su Titular por otra escultura de mayor entidad artística o
más adecuada a los cambios estilísticos que se daban con el desarrollo de aquella nueva corriente estilística. Junto a esta cuestión, existía un argumento de peso a la hora de
encargar nuevas tallas, como es que éstas fueran propiedad de la cofradía, pues
en sus años iniciales solían procesionar imágenes de una parroquia o un
convento, lo que limitaba la capacidad de la cofradía para organizar los actos
que consideraba propios. Precisamente en Murcia encontramos que Nicolás de
Bussy realizó para la Archicofradía de la Sangre la imagen de su nuevo Titular
en 1693 para que así ésta fuera propiedad de la cofradía y no de la Orden de
los Carmelitas, en cuyo convento estaba constituida y que era la propietaria de
su anterior imagen Titular.
Si
los marrajos no hubiéramos perdido nuestro patrimonio devocional y artístico en
la Guerra Civil
sería hoy fácil analizar la escultura del Nazareno y así comprobar con los
avances tecnológicos con que contamos algunos datos sobre su autoría. Sin
embargo, eso no es posible. Algo que quizá sí pueda ser empleado en el caso de
la Virgen de la Soledad, tal y como se expondrá más adelante.
En
el caso del Titular queda por tanto únicamente la opción de examinar las
fotografías que se conservan, un examen que puede realizarse desde diversos
ámbitos relacionados con la escultura, la Historia del Arte e incluso los
aspectos anatómicos de las tallas.
Aproximación
y estudio de la antigua imagen de Jesús Nazareno
La
fuerza devocional de la antigua imagen del Nazareno es incuestionable, y el
hecho de ser considerada anónima no resta ni un ápice a su valor. Pero es
también algo constatable que los marrajos deseamos saber más de nuestra
historia, de nuestros primeros años, y que la autoría de la talla del Titular
es algo que podría contribuir a ello.
Y
en este proceso de consultas resulta claramente significativo el consenso de
aquellos consultados acerca de la posible autoría de la imagen y las cuestiones
que aportan al respecto.
Cristo de la Misericordia de la ermita del Calvario. Lorca. (Nicolás de Bussy, 1698) |
Para
algunos profesores del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de
Murcia, no existen dudas acerca de que la imagen podría, estilísticamente, ser
obra de Nicolás de Bussy. Así lo manifiesta, por ejemplo, María Teresa Marín
Torres, directora a su vez del Museo Salzillo. Algunos van incluso más allá. El
Dr. Pedro Segado afirma que "es imposible
que el antiguo Nazareno marrajo no sea obra del mismo autor que el antiguo
Crucificado del Calvario de Lorca": Nicolás de Bussy.
La
mayor conocedora de la obra de Bussy en la Región de Murcia, la profesora María
del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll, apunta que en caso de no disponer de
documentación acreditativa del autor "lo
más científico es el ensayo de una atribución basándose en razones históricas,
documentales y formales de peso, y todas ellas me llevan a considerar como muy
acertada, la atribución de este Nazareno a Nicolás de Bussy". Aporta
además la
profesora Sánchez-Rojas otros elementos importantes, como es
que una cofradía de la importancia de los marrajos no podía conformarse con una
talla menor, y apunta a la relación de Bussy con Cartagena descubierta por
Vicente Montojo en el Archivo Regional, sin que, hasta el momento, conozcamos
las obras realizadas en nuestra ciudad. También resulta destacado un aspecto
que aporta la citada profesora al remarcar que tras la finalización de la
Guerra de Sucesión, Bussy, austracista activo que evitó el exilio al ingresar
en un convento mercedario en Valencia, sí fue “desterrado” documentalmente,
"borrándose" su autoría de obras que sabemos que realizó, como la talla de San Fernando de la Catedral de Murcia. Algo que encajaría
con esa atribución "despectiva" en Cartagena del Nazareno marrajo a
"un fraile aficionado a la escultura", máxime en una ciudad que tras
apoyar a los Austrias trataba de congraciarse con los representantes del poder
borbónico, y en una talla que habría sido encargada, precisamente, por uno de los máximos representantes del bando perdedor.
Nuestro Padre Jesús Nazareno. Bullas, Murcia (Nicolás de Bussy) |
Cristo de la Sangre Archicofradía de la Sangre. Murcia (Nicolás de Bussy, 1693) |
En
estas comprobaciones se puso igualmente de manifiesto la comparación con
algunas obras de Bussy y su semejanza con el Nazareno marrajo. No sólo con el
mencionado Crucificado de Lorca, sino también el Nazareno de Bullas (hoy en
Murcia), el San Fernando de la Catedral de Murcia, el Cristo de la Sangre o el
Cristo del Pretorio de dicha ciudad, en cuestiones que remarcaban un hecho
conocido: el extraordinario conocimiento anatómico de Nicolás de Bussy sobre
aspectos del cuerpo humano. Unos conocimientos que, como plantea el restaurador
e investigador Juan Antonio
Fernández Labaña estaban absolutamente fuera del alcance de los
escultores que aquí trabajan, y que eran fruto de una formación adquirida,
probablemente, en la observación de disecciones sobre cadáveres muy comunes en
su natal Alemania (protestante) pero poco usuales en la católica España.
Cristo del Pretorio Archicofradía de la Sangre. Murcia (Nicolás de Bussy, 1699) |
Todas estas aportaciones me conducen, de forma inexorable, a atribuir la antigua imagen del Titular de
los marrajos a Nicolás de Bussy. Una imagen que dataría de finales del siglo
XVII (hacia 1695) y que no sería "fundacional" de la cofradía, sino
adquirida con posterioridad.
La imagen
de la Virgen de la Soledad
Antigua imagen de la Virgen de la Soledad (Marrajos) (Nicolás de Bussy) |
Antigua imagen de la Virgen de la Soledad Archicofradía de la Sangre, Murcia (Nicolás de Bussy) |
Parte de la cabeza de la antigua imagen de la Virgen de la Soledad. Marrajos (Nicolás de Bussy) |
Antigua imagen de la Virgen de la Soledad, hoy Soledad de los Estudiantes (Marrajos) (Nicolás de Bussy) |
Sin embargo, en este caso, la certeza inicial de que la imagen que procesionamos cada Sábado Santo puede corresponder a
Publicado en 'Ecos del Nazareno' en 2014
Actualizado en junio de 2014
Actualizado en junio de 2014
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