jueves, 15 de mayo de 2014

SAN PEDRO APÓSTOL: EL PATRIMONIO MUSICAL MÁS EXTENSO DE LA SEMANA SANTA CARTAGENERA

La música es un elemento esencial en la Semana Santa de Cartagena. Las marchas no sólo solemnizan el paso de nuestras procesiones y constituyen un valioso patrimonio artístico de agrupaciones y cofradías, sino que además tienen la extraordinaria facultad de permitirnos disfrutar de ellas en cualquier momento del año, en que sus compases nos trasladan a las calles de nuestra ciudad y nos hacen revivir momentos que permanecen en nuestra memoria.

A lo largo de decenas de años –más de un siglo ya-, el acervo musical de las cofradías se ha ido forjando con un buen número de marchas propias, compuestas para nuestras imágenes, agrupaciones y tercios, como así mismo por otras muchas piezas que, no siendo compuestas para Cartagena, se han hecho con un hueco en el patrimonio musical de nuestras procesiones. Muchas de estas marchas se conservan, otras, por el contrario, han ido quedando en el olvido y tan sólo conocemos su existencia mediante referencias de prensa o de antiguos documentos que nos relatan la Semana Santa que fue.

Pues bien, en ese impresionante archivo musical de nuestras cofradías, ninguna agrupación reúne tantas marchas en su patrimonio como la de San Pedro Apóstol, que desde su fundación a nuestros días conserva –que conozcamos- un total de ocho marchas propias, a las que hay que sumar, además, alguna marcha foránea que no es por ello menos sampedrista que las que fueron dedicadas a ella.

Ocho marchas son un número más que destacado, que como digo no alcanza ninguna otra agrupación cartagenera. Y posiblemente haya alguna más, porque sería de lo más lógico pensar que en la brillantísima etapa compositiva que vivió nuestra ciudad a finales del XIX y comienzos del XX surgiera alguna otra marcha dedicada al primer pontífice, imagen de gran raigambre no sólo por su participación en la magna procesión del Prendimiento, sino por el concurrido traslado que, mucho antes de convertirse en 1930 en procesión, protagonizaba cada Martes Santo desde el Arsenal.

Un traslado que, además, y esta es una cuestión relevante, era el día de estreno para las marchas que cada año incorporaba la Música del Tercer Regimiento de Infantería de Marina fueran o no dedicadas a San Pedro. Por ello, antes de que conozcamos marchas dedicadas a esta agrupación, sí que nos consta que otras, dedicadas a agrupaciones marrajas o californias eran interpretadas ante el trono de San Pedro en Martes Santo, siendo estrenadas antes que con aquellas agrupaciones que eran sus ‘destinatarias’. (1)

Una marcha que sí se conserva y que, aunque no conocemos su dedicatoria, muy probablemente fuera estrenada ante San Pedro es la que lleva por título ‘Pasionaria’, obra del que fuera consiliario californio Andrés Hernández Soro. Éste, hijo de Julio Hernández Costa, era como su padre un hombre de inquietud cultural y amplia actividad que le llevó, sin ser músico, a componer alguna marcha de procesión. Hernández Soro, editor de la revista “Cartagonova” fue asesinado a comienzos de la Guerra Civil. Su marcha se conserva en el archivo de la Música de Infantería de Marina del Tercio de Levante sin que haya sido interpretada en las últimas décadas.

En lo relativo a San Pedro, es muy probable que músicos de la relevancia de Ramón Roig o Jerónimo Oliver, que dirigieron la Música del Tercer Regimiento de Infantería de Marina (Tercio de Levante) le compusieran alguna marcha, como sabemos que hicieron en calidad y cantidad, pero desconocemos la existencia de ninguna anterior a las primeras documentadas, a finales de los años cincuenta.

Porque habría de ser 1957, año en que la Agrupación de San Pedro celebraba sus “Bodas de Plata”, el que diera lugar a las dos primeras que conocemos, ambas de idéntico nombre: ‘San Pedro Apóstol’, compuestas por Eduardo Lázaro y Alberto Escámez.

Aunque las fechas de estreno de las mismas varían según la fuente consultada, parece que la primera de ellas vendría a ser la del músico cartagenero Eduardo Lázaro Tudela titulada como digo ‘San Pedro Apóstol’ y cuya fecha vendría a ser la de 1958. Lázaro Tudela había sido durante muchos años componente de la Música de Infantería de Marina, optando a un puesto de director que consideraba debía asignársele, por lo que cuando no fue así, renunció a su pertenencia a la misma. Comenzó una larga trayectoria al frente de diversas bandas de nuestro entorno geográfico, tiempo en el que también compuso algunas marchas, no en un número elevado, pero sí todas ellas de calidad. La que dedicó a San Pedro fue grabada en tan solo una ocasión, en la doble cinta magnética editada en 1990 por la agrupación marraja del Descendimiento.

Un año más tarde, si hemos de fiarnos de la fecha que se le atribuye, encontramos la segunda marcha denominada ‘San Pedro Apóstol’, en este caso obra de un músico muy notable en otro ámbito, como fue Alberto Escámez López, por aquellos años director de la Unión Musical Torrevejense. Escámez, andaluz de nacimiento, fue durante muchos años músico en Málaga, donde desarrolló una gran labor al frente de la Banda del Real Cuerpo de Bomberos, en un período en el que es considerado como el músico que instauró el actual planteamiento de las bandas de cornetas y tambores. Sin embargo, tras su llegada a Torrevieja abandonó dicho género y se pasó al de la marcha de banda de música, de las que tan solo compuso tres, una de ellas, la que nos ocupa. Una marcha que fue grabada en una ocasión, en la cinta de casete editada en 1982 por la Agrupación de San Pedro.

Durante tres décadas no conocemos ninguna otra marcha sampedrista, hasta que en 1993 un músico cartagenero destacado en un panorama compositivo ajeno a las bandas, Gregorio García Segura estrenaba ‘Las Tres Negaciones de San Pedro’, la única de las composiciones de este prolífico autor de bandas sonoras cinematográficas dedicada a una agrupación california, pues sus otras tres marchas las dedicó a su cofradía, la marraja.

Y no sería la única marcha que San Pedro incorporó en los noventa, pues cuatro años más tarde, en 1997, Benito Lauret Mediato, cartagenero y director de las Orquestas Sinfónicas de Madrid o Asturias entre otros lugares, firmaba una marcha de amplia connotación marinera y gran calidad, ‘Las Llaves del Reino’, que pasaba a ser la cuarta de las composiciones del patrimonio propio de los sampedristas.

Y ya en el siglo XXI llegaron las cuatro siguientes. La primera de ellas, con un nombre claramente inspirado en la aparición de Cristo a San Pedro cuando éste se disponía a abandonar Roma huyendo de una persecución a los cristianos a los que finalmente no dejaría solos, tuvo por nombre ‘Quo Vadis, Domine’ y fue compuesta por Jesús Añó Martínez en 2002. Añó, músico valenciano de amplia formación, entró en 1976 a formar parte de la Música de Infantería de Marina, y desde finales de los noventa dirige también en el ámbito civil en Torre Pacheco.

En 2004, Alfonso Fernández Martínez, mayordomo californio y en los últimos años el más prolífico compositor de la Semana Santa cartagenera estrenó una marcha cuyo nombre forma parte del más hondo sentimiento sampedrista desde hace décadas: ‘La Samaritana’. Sería la primera de tres composiciones dedicadas a esta agrupación, pues en años siguientes sumó a ésta ‘Arrepentimiento de San Pedro’ (2005) y ‘Pedro Marina Cartagena’ (2007), la que cierra –de momento- el amplio número de marchas en el patrimonio propio de los sampedristas. Una marcha que, además, tuvo una cuidada descripción en la revista Tiara del año 2007, cuando el propio autor relata que ésta incluye los primeros compases del himno vaticano (Pedro), el metal y la madera (Marina) y una melodía inspirada en Cartagena.

Pero sería un grave error limitar un somero repaso al sonido de San Pedro sin incluir la referencia a una marcha que no fue compuesta en Cartagena ni para nuestras procesiones. Una marcha que, sin embargo, es con toda probabilidad la primera que nuestro recuerdo vincula al paso de penitentes y trono de San Pedro. Me refiero, como no, a ‘¡Mektub!’ la más conocida de las composiciones realizadas por el músico militar guipuzcoano Mariano San Miguel Urcelay, quien la publicó en su propia revista (Harmonía) en 1925.

‘¡Mektub!’ es San Pedro, aunque no sea sólo San Pedro. Se interpreta en otros muchos lugares (es, por ejemplo, la marcha más representativa de la Semana Santa de Tobarra, Albacete) y se ha grabado casi cuarenta veces en múltiples provincias de España. Su nombre, ‘mektub’ es una exclamación árabe que viene a significar “estaba escrito” y muy probablemente deriva de la experiencia de San Miguel como músico militar en las contiendas del norte de África. Como curiosidad, el platillo con el que comienza su interpretación en Cartagena es una incorporación propia, pues no figura en la partitura original, pero “es necesario” para que la marcha discurra con el compás al que desfilamos en nuestra ciudad, es decir –simplificando- para que empiece con el redoble.

Ocho marchas propias y una acogida y emblemática que, como digo, sitúan a la agrupación california de San Pedro Apóstol como la que más patrimonio musical atesora, y que invitaría a ésta a editar alguna vez una publicación sonora con tan amplio repertorio. Lo esperamos ansiosos.


Publicado en la revista 'Tiara' en 2014
FOTOGRAFÍA: Postal de la Agrupación de San Pedro Apóstol (Californios) 

NOTAS:


(1) – Es el caso, por ejemplo, de ‘Cristo Yacente’, obra de Julio Hernández Costa dedicada en 1926 a la citada imagen marraja con motivo de su llegada a Cartagena y estrenada el Martes Santo en el traslado de San Pedro.

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