La
Agrupación del Santísimo Cristo de la Lanzada, una de las de más reciente
fundación en el seno de la cofradía marraja, atesora desde sus orígenes una de
las marchas más representativas del Viernes Santo; una pieza que, sin duda
alguna, se encuentra entre las más destacadas de la amplia producción
compositiva realizada, a lo largo de una dilatada carrera, por el músico
santomerano, afincado en Cartagena, José Torres Escribano.
Y no
pasó mucho tiempo entre la creación en 1979 de la Agrupación y el estreno en
1981 de la marcha ‘La Lanzada’, la más conocida de las dos que componen su
patrimonio musical. Tan solo una procesión, pues en su segunda participación en
la procesión del Santo Entierro, ya contaba con una obra dedicada a su Titular.
José
Torres Escribano (1910-2004) fue, sin duda alguna, unos de los más conocidos
músicos vinculados con nuestra Semana Santa. Nacido en Santomera (Murcia),
llegó a Cartagena a los nueve años, incorporándose a un coro infantil en la
Casa de Misericordia y estableciéndose ya de forma definitiva en nuestra ciudad
en 1932, al entrar a formar parte de la Música de Infantería de Marina. No
perdió, eso sí, los vínculos con su localidad natal, y así creó en ella en 1979
–el mismo año que nació La Lanzada- una banda de música, “Los Parrandos”, que
perduró hasta el fallecimiento de su director, y que durante toda su existencia
acompañó a esta agrupación marraja en la procesión del Santo Entierro.
El
vínculo de Torres Escribano, el “Maestro Torres”, con La Lanzada se concretó en
1981 con la composición de la marcha referida, la tercera de las compuestas por
el veterano músico para la
Semana Santa cartagenera.([1])
El
propio autor describió así su obra:
“Recuerdo que una tarde de Viernes Santo, me
encontraba visitando los tronos de la procesión marraja en Santa María de
Gracia. Mi buen amigo, el periodista y locutor de radio, Manolo López, estaba
arreglando el nuevo trono de La Lanzada. Hablamos y comentamos que, sin duda,
sería una novedad en nuestras procesiones, y que incluso, sería discutido. Pero
el trono causó impacto y a mi me impresionó y me gustó. Poco después fui
contratado para actuar con mi banda de música: Los Parrandos, de Santomera, en
el desfile de Viernes Santo. Tuve ocasión de contemplar detenidamente el trono
y, francamente me emocionó.
Estando una tarde en el café Puerto Rico, mi estimado
amigo Pepe Sanchez Macias (presidente del tercio de La Lanzada), me invitó a
que compusiera una marcha para su tercio. Acepté la invitación; sin duda, Dios
crucificado me inspiró, porque pedí una servilleta de papel y marqué, como es
costumbre en mí, unas líneas divisorias y, con un bolígrafo, compuse unos
compases de lo que sería la introducción. Una vez en casa, y ante una hermosa
fotografía del crucificado, empecé a trabajar sobre el tema. El lápiz corría
mas que nunca. Sinceramente diré que una de mis mejores obras la concebí allí.
Yo tenía mucha fé en mi trabajo. La orquesté para la plantilla de mi banda, y
después de escucharla me gusto mucho. La noche del estreno (Viernes Santo de
1981), había algo de expectación. Los comentarios fueron muy buenos y los
críticos fueron dadivosos conmigo. La introducción de la marcha está inspirada
como es natural en la tragedia de la calle de la Amargura; el primer tema nos
recuerda los sollozos de las mujeres de Jerusalén en compañía de la Madre Amantísima. Se
escuchan sones de trompetería, ya está cerca el Calvario. Llegamos al tema más
emocionante que es la melodía de Jesús Crucificado. En ese momento trágico en
que Longinos clavó su lanza en el costado de Jesús.” ([2])
Contaba
pues la Agrupación del Santísimo Cristo de la Lanzada con una marcha propia
desde prácticamente su nacimiento, conformándose así como un sonido
característico en el acompañamiento musical de su desfile procesional. No
sería, eso sí, la única marcha que habría de conformar el patrimonio de esta
agrupación.
En 1990,
de nuevo el Maestro Torres escribía una marcha para la Agrupación de la Lanzada. Aunque en
este caso con un título llamativo que hoy puede inducir a error a la hora de
fijar su atribución. Se trata de la marcha ‘Las Negaciones de San Pedro’, cuya
dedicatoria es claramente explícita: “Afectuosamente
a mi gran amigo Pepe Sánchez Macías, Presidente de la Agrupación de la Lanzada. Cofradía
Marraja ”.
Corresponde
esta composición a un proyecto que se planteó a finales de la década de los
ochenta, cuando en respuesta a la intención de la cofradía california de
procesionar un grupo compuesto por un Crucificado y un romano con una caña y
una esponja y que respondía al nombre de ‘Tengo Sed’, en el seno de la Cofradía Marraja
se replicó con la elaboración de un proyecto para incorporar una imagen de San
Pedro.
Aquel
proyecto, que tomó cuerpo en el seno de la Agrupación de La Lanzada llegó a
avanzar bastante, como atestigua, por ejemplo, esta marcha, que hoy completa el
patrimonio musical de la agrupación, que sin embargo no suele interpretarla en
procesión.
Mientras
la primera de las marchas ha sido grabada en dos ocasiones: en el CD editado
por la Fundación
Marraja en 1996 e interpretado por la Música de Infantería de
Marina del Tercio de Levante y en el que en 2001 publicó la Agrupación de
Portapasos-Promesas de la
Santísima Virgen de la Piedad con la Banda Sinfónica de
la Guardia Real ,
la segunda de las marchas no ha sido aún grabada.
La
Lanzada incorporó, eso sí, otra pieza a su repertorio habitual en la asignación
de marchas que hace varios años realizó la cofradía marraja. Se trata de ‘In Memoriam’,
compuesta en 1921 por el músico catalán Agustín Coll Agulló (1873-1944). Una
marcha que ha encontrado su sitio en la Semana Santa cartagenera, estando presente en el acompañamiento
a diversos tercios y que cuenta con una triste historia: la que llevó a su
autor a dedicarla “a la memoria de sus hijos” fallecidos, los tres que tuvo,
con corta edad.
El
fallecimiento en 2004 del Maestro Torres trajo consigo la desaparición de la
banda de Los Parrandos de Santomera. Así, la Agrupación de La Lanzada tuvo que
afrontar la búsqueda de una banda que sustituyera a la que siempre la había
acompañado en procesión. Recurrió para ello a la Música de la Academia General
del Aire, que desfiló con su propia uniformidad y no luciendo el habitual
vestuario de las bandas de música en consonancia con el de los tercios a los
que acompañan. Tras ésta lo hizo la Sociedad Sinfónica
de Picassent (Valencia), que sería reemplazada por la más joven de las bandas
cartageneras, la
Unión Musical Cartagonova , que es la que en la actualidad
acompaña a esta agrupación.
Publicado en 'Ecos del Nazareno' 2014
FOTOGRAFÍAS: José Francisco Lillo (Trono), Diana Domínguez (Banda)
[1]
Anteriormente había estrenado en 1975 ‘La Piedad’ (conocida por todos por su
subtítulo: “Plegaria”) y un año después 'El Discípulo Amado', para la Agrupación de San Juan Evangelista (Marrajos). Tras 'La Lanzada' presentó otras dieciséis marchas
dedicadas a agrupaciones marrajas, californias o del Resucitado, si bien las tres primeras constituyen, muy
probablemente, las más relevantes de toda su amplia producción musical
[2] TORRES ESCRIBANO, José. “La Lanzada. Apuntes
musicales de mi marcha”. En ‘La Lanzada 1986’ .
No hay comentarios:
Publicar un comentario