Inscripción aparecida en 1961 en Cesarea en la que aparece mencionado Poncio Pilato |
En el año 67 a .C. fallecía en Jerusalén
Salomé Alejandra, reina de Judea, dejando como heredero a su hijo mayor,
Hircano II, al que había nombrado Sumo Sacerdote tras otorgar gran parte del
poder a un restablecido Sanedrín. Sin embargo, el segundo de sus hijos,
Aristóbulo II, al frente del ejército, reclamó el trono tras abandonar
Jerusalén y conquistar casi todo el territorio de Judea. El enfrentamiento
entre ambos hermanos, que había sumido a Judea en una Guerra Civil, llevó a
Aristóbulo en el año 63 a .C.
a ofrecer dinero al Ejército romano, que un año antes había conquistado Siria,
para que actuara en su ayuda. Así, uno de los principales líderes romanos, el
general Cneo Pompeyo Magno -que luego sería rival de Julio César en la Guerra
Civil que dio origen al Imperio- atendió la solicitud de Aristóbulo y conquistó
Judea, pero cuando éste acusó a los romanos de extorsión, Pompeyo, designó a
Hircano como Etnarca y Sumo Sacerdote (le negó el título de rey), colocándole al
frente de un reino aparentemente independiente, pero sometido en todo momento a
la autoridad de Roma.
Nacía así una Judea romana, que
en pocos años y tras sumar los territorios de Samaria e Idumea, se convertiría
en provincia a cuyo frente se situaba un prefecto nombrado por Roma, y cuya
gestión quedaba bajo el control del gobernador de Siria.
La figura del prefecto formaba
parte del complejo entramado social, político y militar romano, y aunaba bajo
su mando la autoridad civil y militar. Solía ser nombrado entre los miembros
del 'Orden Ecuestre' una clase social acomodada en Roma (había que demostrar
una fortuna mínima de 400.000 sestercios para recibir el anillo que acreditaba
como miembro de la misma).
En el año 26 d.C., décimosegundo
de gobierno de Tiberio, Poncio Pilato fue designado como V Prefecto de Judea,
sustituyendo a Valerio Grato en Cesarea, la ciudad construida por Herodes el
Grande donde estaba la sede del gobierno romano en la provincia de Judea y en
la que apareció en 1961, en el transcurso de unas excavaciones, una inscripción
en piedra, la única que se conoce, en la que aparece mencionado el nombre de
Poncio Pilato.
De Poncio Pilato no hay datos
fiables sobre su origen, aunque sí muchas leyendas y atribuciones de lo más
curioso. Sobre su apellido, Pilato (en latín Pilatus) se han escrito varios
posibles orígenes, aunque quizá el más extendido sea el que lo traduce como "hábil
con el pilum" (nombre que recibía la lanza de los soldados romanos), lo
cual le llevaría a ser descendiente de soldados. Tampoco hay datos sobre su
origen, y múltiples ciudades (incluida alguna como Tarragona, en España) han
sido mencionadas como tal. En Italia, la tradición lo vincula fundamentalmente
a una zona comprendida entre las regiones de Campania y Puglia, al sudeste de
la península itálica, al nordeste de Nápoles.
Sí sabemos que su relación con
los judíos no fue buena, aunque su gestión debió satisfacer a Roma, pues hasta
en tres ocasiones fue ratificado en su puesto (el cargo de prefecto se otorgaba
por tres años, y Pilato estuvo diez en Judea). El historiador romano Flavio
Josefo escribió que sus años de gobierno fueron muy turbulentos en Palestina,
algo en lo que profundiza un coetáneo de Pilato, Filón de Alejandría, que dijo de
él que se caracterizaba por “su
venalidad, su violencia, sus robos, sus asaltos, su conducta abusiva, sus
frecuentes ejecuciones de prisioneros que no habían sido juzgados, y su
ferocidad sin límite”. (1)
Sus inicios como Prefecto
estuvieron marcados por un curioso enfrentamiento con los judíos. Roma no
contaba con legiones en Judea. La guarnición militar era de tropas auxiliares
(reclutadas entre sirios, griegos y samaritanos y en un número en torno a 4.500
soldados). (2)
El prefecto, al igual que gran
parte de las tropas residían en Cesarea, pero durante las grandes celebraciones
judías se trasladaban a Jerusalén para controlar y vigilar las grandes
aglomeraciones que allí se producían. Pues bien, en su primer año de mandato,
Poncio Pilato envió a las tropas a Jerusalén portando todas sus insignias con
la efigie del emperador y las águilas imperiales. Ello provocó una revuelta de
los judíos, que consideraron aquello como una afrenta, y se manifestaron
durante varios días ante la residencia del prefecto exigiendo su retirada,
mostrándose incluso dispuestos a morir antes que a cesar en sus protestas.
Pilato tuvo que ceder y retirar las insignias, lo que situó desde el comienzo a
gobernante y gobernados en posiciones encontradas.
Lejos de aplacarse las malas
relaciones, poco después Pilato afrontó la construcción de un acueducto con el
que llevar agua de Belén a Jerusalén. Y para ello decidió tomar de las arcas
del Templo de Jerusalén el dinero necesario con el que costear las obras. La
nueva rebelión de los judíos fue esta vez controlada de forma violenta (3)
La tercera de las grandes
revueltas durante la estancia de Poncio Pilato en Judea tuvo lugar en el año 35
d.C., cuando reprimió con violencia a un grupo de samaritanos que se habían
congregado en el monte Gerizim contra los que hizo cargar a la caballería. Las
protestas de los samaritanos ante el gobernador de Siria, Lucio Vitelio,
finalizaron cuando Poncio Pilato fue relevado como Prefecto en Judea y enviado
a Roma, donde llegó poco después de la muerte de Tiberio.
Se pierde ahí la relación de
datos fehacientes sobre la figura de Poncio Pilato, si bien la mayor parte de
documentos consultados se decantan entre dos opciones: que durante el mandato
de Calígula pudo ser destinado a la Galia o que tras caer en desgracia se suicidó.
LA TRADICIÓN Y LA LEYENDA. SU ESPOSA CLAUDIA PRÓCULA
El juicio y muerte de Jesús de
Nazaret no aparece mencionado en los escasos documentos romanos que hablan de
Poncio Pilato, debiendo remitirnos a los Evangelios para encontrar la narración
de los hechos.
Sin embargo, sí hay una amplia
tradición cristiana, en muchos casos con reflejo literario, que mencionan a
Poncio Pilato -en muchos casos convertido al cristianismo e incluso considerado
martir por la iglesia copta y canonizado como santo por la iglesia Ortodoxa de
Etiopía-. En dicho contexto cobra un papel relevante la esposa del prefecto, Claudia
Prócula.
Ésta aparece mencionada en el
Evangelio de San Mateo, cuando en pleno proceso a Jesús se dirige a su esposo y
le dice: " No te mezcles en el asunto de este justo, porque hoy, por su
causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho" (Mt 27, 19). No es citada
-eso sí- por su nombre, aunque muchos de los que han seguido su figura creen
que es la Claudia que menciona San Pablo en su segunda carta a Timoteo, aunque
no hay ninguna constancia real de ello.
La figura de Claudia Prócula
adquiere especial relevancia en diversas religiones cristianas, y así es
considerada santa desde el siglo VII por ortodoxos rusos y griegos, como también
por la iglesia copta. Para sus seguidores resulta esencial el manuscrito
encontrado en un monasterio de Brujas (Bélgica) a comienzos del pasado siglo y
enviado al Vaticano. (4)
Según estas fuentes y opciones,
la ascendencia y consideración de Poncio Pilato le vendrían otorgadas por su
matrimonio, pues la verdaderamente relevante en Roma era la familia de su
esposa. Tras su retorno a Roma, la leyenda por la que optan estos textos los
sitúa convertidos al cristianismo y arrepentidos de su intervención en la
crucifixión de Jesús.
ICONOGRAFÍA Y PRECISIÓN EN NOMBRE Y CARGO
Angustus Clavus (línea delgada de púrpura en la túnica de los prefectos) |
A la hora de estudiar
adecuadamente la figura de Poncio Pilato, presente en múltiples escenas en la
Semana Santa española, hemos de partir de que una incorrecta traducción ha
derivado en múltiples menciones incorrectas de su nombre, que sólo finaliza en S en latín (Pilatus) pero no en español,
donde siempre debe ser mencionado en singular: Pilato.
Del mismo modo, lo adecuado es
referirse a su cargo como prefecto, no gobernador ni procurador, que
erróneamente son también utilizados en diversos escritos. Prefecto -además- de
Judea, no de Palestina.
Por último, y aunque en las
diversas representaciones que de él encontramos en tronos de diversas ciudades,
no siempre viste así, una adecuada representación iconográfica de Poncio Pilato
-la que luce en el paso de la Cofradía del Amparo- ha de hacer que luzca en su
mano el anillo que lo acredita como miembro del Orden Ecuestre y que vista el
angustus clavus: las dos franjas de púrpura de dos dedos de ancho en la túnica
como símbolo de su posición, siendo absolutamente inadecuado que luzca sobre la
cabeza la corona de laurel (dorado en muchos casos), un privilegio que se
reservaba a los generales victoriosos en su entrada en Roma, algo que nada
tiene que ver con el perfil político y no militar del V Prefecto romano en
Judea.
Publicado en 2014 en la revista 'Los Azules' (Murcia)
NOTAS
(1) Filón de Alejandría. 'De
legatione ad Gaium'
(2) P.Constancio Cabezón, OFM. ¿Cómo
ha juzgado la historia a Pilato? Tierra Santa. Revista de la Custodia
Franciscana.
(3) Francisco Varo. ¿Quién fue
Poncio Pilato?. Universidad de Navarra. En este documento se dice también que
hay quien afirma que puede tratarse de la revuelta que menciona el Evangelio de
San Lucas (Lc 13, 1).
(4) "Reliquias de
Arrepentimiento. Las Cartas de Poncio Pilato y Claudia Prócula".
Traducción de Catherine van Dyke.
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