miércoles, 9 de junio de 2010

LA MÚSICA DE LAS AGRUPACIONES MARRAJAS. I - AGRUPACIÓN DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

A lo largo de la historia, y desde que en el siglo XIX se consolidara la formación de las bandas de música en una disposición muy parecida a la actual, la marcha lenta, de procesión, ha acompañado al desfile de grupos e imágenes cada Semana Santa. La música, la marcha de procesión, se ha convertido así, con el paso de los años, en parte consustancial de la personalidad de las procesiones, pero también en un notable acervo patrimonial para cofradías y agrupaciones.

Al igual que la imaginería, la orfebrería o los bordados, la música es una destacada faceta artística de la Semana Santa en la que, además, la trascendencia y categoría de muchos de los músicos que han desarrollado su carrera o parte de ésta en Cartagena, ha posibilitado la composición de marchas de gran calidad, a las que sumar las que, proviniendo de otros lugares de España, se han asentado aquí para configurar una realidad musical de primer nivel. Un patrimonio que, por desgracia, en muchos casos se ha perdido irremisiblemente con el paso de los años, y en otros, ha quedado en un cierto olvido.

A lo largo de un repaso al patrimonio musical de las distintas agrupaciones marrajas, se procurará conocer tanto la realidad presente como la historia de la música de procesión de los marrajos.

I - AGRUPACIÓN DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

La imagen del Titular de los marrajos debió recibir diferentes composiciones de todo tipo, y no sólo de música procesional, desde los mismos orígenes de la Cofradía.

Los estudios más detallados llevados a cabo hasta la fecha, los realizados por Juan Lanzón, determinan que el acompañamiento musical del Nazareno en procesión era coral, mediante la interpretación del salmo Miserere, una pieza que en ocasiones se interpretaba completa y en otras mediante diferentes versiones musicales de algunos de sus veinte versículos, como el “Tibi Soli Peccavi” (comienzo del versículo 5) o el “Ne Projicias” (del 12), además del “Miserere mei Deus” (versículo 1). Estas versiones no debían ser necesariamente del mismo autor todas ellas.

En 1882, la prensa local refleja que acompañaron a Nuestro Padre Jesús un coro de voces y un fagot.

Pero esos años se incorpora la música a la procesión en el concepto que hoy conocemos, sin que sean demasiadas las referencias que se conservan al acompañamiento del Titular.

En Cuaresma, el Miserere, sin embargo, si mantuvo una constante tradición musical, con la interpretación de numerosas obras de reconocidos autores, e incluso el propio Salmo Miserere no era siempre el mismo, sino que se alternaron con los años composiciones de Bach, Hilarión Eslava o Tomás Luis de Victoria, hasta llegar, hace unas décadas a la que actualmente se hace del de Orlando di Lasso (1532-1594), un reputado compositor renacentista nacido en Mons (ciudad que actualmente forma parte de Bélgica) y que desarrolló su trayectoria musical fundamentalmente en Roma.

Desconociendo muchos de los datos del XIX y comienzos del XX, sería un Miserere la primera de las piezas que tenemos la certeza de que fueron dedicadas al Nazareno marrajo. Tuvo lugar en 1921, cuando, según cuenta Lanzón, Rafael Duque, en esos momentos Director de la Música de Infantería de Marina en Cartagena, compuso y dirigió un Miserere al Titular de los Marrajos. Duque debió ser un director provisional en ausencia de Gerónimo Oliver, y no tenemos más datos del mismo.

Por aquellos años ya era una orquesta local la que acompañaba al Nazareno en procesión. Y conocemos el nombre de una de las marchas que se interpretaba, pues la prensa da cuenta que en 1935 se escuchó la marcha ‘Nuestro Padre Jesús’, obra de un desconocido Comandante Sánchez.

Pero indudablemente, en el apartado de marchas de procesión, resulta obvio que la que primero nos viene a la mente al pensar en esta agrupación es ‘Nuestro Padre Jesús’, del toledano Emilio Cebrián Ruiz (1900-1943).

Su autor, que fuera director de la Banda de Música Municipal de Jaén desde 1932, es uno de los más destacados compositores de música procesional en España, pese a que su trágica y prematura muerte en un accidente nos privó de contar con más piezas salidas de su genio creativo. Con todo, y con tan sólo cuatro marchas –‘Cristo de la Sangre’ (1941), ‘Jesús Preso’ (1943) y ‘Macarena’ (1943), además de la mencionada- éstas han obtenido un reconocimiento unánime, interpretándose a lo largo y ancho de toda la geografía española cada Semana Santa.

‘Nuestro Padre Jesús’ es la primera de las marchas compuestas por Cebrián, y fue titulada originalmente ‘El Abuelo’, nombre por el que es popularmente conocido el Patrón de Jaén, una notable imagen anónima de finales del XVI. La marcha fue estrenada por la Banda Municipal de Jaén, a cuyo frente se encontraba el autor, el 10 de Noviembre de 1935, e incluye entre sus notas algunos compases del Himno a Jaén, que el mismo Cebrián compusiera tres años antes.

La popularidad alcanzada por esta marcha sería tal, que hoy es conocida e interpretada en las procesiones en cualquier punto de la geografía española, algo al alcance de muy pocos autores.

Con el paso de los años, otras muchas marchas han formado parte así mismo de la banda sonora del Nazareno. Domingo Bastida cita ‘Mektub’ (Mariano San Miguel, 1925), ‘Cristo de la Sangre’ (Emilio Cebrián, 1941) o la ‘Marcha Lenta’ de Gerónimo Oliver entre las más recordadas. También interpretaría marchas como ‘La Santa Cena’, de Manuel Berná. Con motivo de la reasignación de marchas que tuvo lugar en la Cofradía en 1991, a la Agrupación del Titular se le asignó junto a la marcha de Cebrián, ‘Solemnidad’, de José Pérez Ballester.

Podría parecer que ninguna marcha habría sido dedicada a Nuestro Padre Jesús Nazareno, un dato que no es exacto.

En 1957, un músico aficionado cartagenero, Pascual Mateo Jiménez (El Estrecho de San Ginés, 1909), barbero de profesión y profesor que fue de guitarra en Franciscanos y en Repesa, compuso la marcha ‘Lamento de Dolor’ que dedicaría al Jesús.

No sería la única marcha compuesta por Pascual Mateo. Existen referencias de otras dos compuestas en la misma época, si bien de ellas no podemos afirmar que la dedicatoria fuera la misma: ‘Aparición’ y ‘En tu Dolor’. Las partituras de estas tres marchas están, en todo caso, en paradero desconocido.

Resulta en todo caso improbable que sean tan pocas las marchas dedicadas a una imagen, la del Nazareno, de tan honda devoción de los cartageneros. Con toda probabilidad, en la época de mayor nivel compositivo de Cartagena, la comprendida entre el último tercio del XIX y primero del XX, varias serían las composiciones para el Jesús, que se habrán perdido o que dormirán en archivos particulares o de bandas a la espera de su catalogación.

Bandas que en importante número y nivel han acompañado al Jesús en sus dos procesiones, y que en los últimos años han sido, tal y como cuenta el libro con la historia de la Agrupación, la Música de Infantería de Marina del Tercio de Levante, la Música de la Academia General del Aire, la Banda de Música de Massannassa (Valencia), la Banda de Música Santa Cecilia de Pozo Estrecho y, desde 1994, la Agrupación Musical de La Unión, que es quien sigue acompañando cada Viernes Santo a nuestro Titular.

Bibliografía:

BASTIDA MARTÍNEZ, Domingo A. La Agrupación de Jesús Nazareno. Cartagena.
GARCÍA SEGURA, Alfredo. Músicos en Cartagena. Datos biográficos y anecdóticos. Cartagena, 1995.
LANZÓN MELÉNDEZ, Juan. La Música en la Pasionaria Cartagenera. Cartagena, 1991

Publicado en 'Ecos del Nazareno' 2007

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